Septiembre es el mes de la esperanza no solo porque
llega la primavera, sino por es el mes de la docencia: Día del Maestro, Día del
Profesor, Día del bibliotecario. Septiembre respira esperanza y sueños de
libertad.
Hablar de los docentes siempre es hablar de un
encuentro mancomunado con el futuro. En los vaivenes de nuestra historia
argentina y en diario vivir hablar de nosotros como sociedad lleva
indefectiblemente una descarga que fluye
hacia educación. Siempre ha sido así, no solo por el debate generado con
la ley 1420 en 1884 o la educación libre o laica en el gobierno de Arturo
Frondizi.
Cuando era niña, mis padres me educaron y me formé gracias
a un docente, con mis miedos, mis angustias, mis tristezas, los docentes
estuvieron presentes.
Ser maestro es integrar los conocimientos con los
valores. Maestro es quien entiende a los demás y los apoya, da consejos y hace
ver nuestros errores como posibles soluciones, no fracasos teniendo como base
al aprendizaje.
Por la mañana o la tarde ellos portan libros, más y
más papeles, tratan de presentarse entusiastas aunque estén cansados, les gusta
indagar sobre el largo camino del aprendizaje y lo hacen ver como un camino de
esperanzas en un sin fin de imágenes para que ellas luzcan atractivas al
introducir contenidos, desde los curriculares hasta lo actitudinal. Esta tarea
es hacer responsable el noble orgullo de la profesión. El buen maestro es
también un buen profesional de la docencia.
Ellos siempre están a lo largo de nuestra educación inicial y primaria
y nos hacen llevar la vida casi como un
desafío por recorrer desde el salón de clases hasta hoy en día que ya somos
grandes. Conviene tener siempre presente que la misión del “maestro” es
comunicar los conocimientos, entendidos y vividos éstos como el arte de transferir
rectamente el ideario educativo para el
logro de la realización plena de sí mismo y contribuir a la de los demás.
Ser maestro: No es una dura tarea porque es una tarea
vocacional con profesionalismo, pero si una tarea comprometida si las hay en estos tiempos que corren, donde todo es
para ayer. Los maestros deben motivar a
los alumnos en tiempos de “nuevos aparatos” en que muchas veces “se despojan el
aprendizaje” y ellos se convierten en el centro de la vida, es terriblemente difícil. El docente nunca
será reemplazado hasta Steve Jobs lo dijo en 1997 en una conferencia.
El docente
muchas veces está solo, la sociedad no los acompaña. Docentes que abren las
escuelas a pesar del deterioro edilicio, que logran que se mantengan limpias
aunque no existan las partidas presupuestarias correspondientes, que colaboran
en comedores escolares, que ayudan a sus alumnos con el material didáctico, que
día a día no solo se preocupan por la instrucción de los chicos y adolescentes
que están a su cargo, sino que se preocupan también por otros derechos básicos
de sus alumnos: la higiene, la salud y hasta la alimentación.
En nuestro país, el maestro vive diferentes realidades
según en donde cumple su labor, a lo largo y ancho de nuestra extensa y variada
geografía. Los maestros rurales, los maestros bilingües, ellos también hacen la
patria tienen voto y muy poca voz.
Yo no quiero que la labor profesional de los maestros,
hoy se vea claramente desvalorizada y desjerarquizada, que la misma se mueva en
una frontera sinuosa en donde la vocación se confunde con voluntariado y
aquella alianza celebrada entre la sociedad y la escuela parece mostrar, notables indicios de fractura.
Vivimos en un mundo permisivo y relativista, donde el
respeto, la honestidad, la tolerancia, el esfuerzo personal, no son moneda
corriente y tampoco son los más destacados, y es en este ámbito, donde los maestros
y profesores debemos hacer malabares para cumplir con nuestro rol: EDUCAR.
En nuestros alumnos vemos miles de oportunidades,
puertas abiertas, esperanza, la tarea de enseñar es la tarea más esperanzadora
que hay. Tratamos de ayudarlos a nuestros alumnos a que concreten todos los sueños
que vemos en ellos. No se podrá expresar con palabras la favorable influencia
ejercida por los educadores, seguros de que su labor es un excelente
instrumento de liberación y progreso no solo como informadores del conocimiento
y los adelantos científicos sino como formadores de virtudes en el ser humano.
¡Feliz día a todos los maestros argentinos! Para los que están en este viaje!.
“Educar no es dar carrera para vivir, sino
templar el alma para las dificultades de la vida” dice, Pitágoras.
Daniela Leiva Seisdedos www.elarcondeclio.com.ar
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